martes, 25 de mayo de 2010

Si algo echo de menos, es la posibilidad. La herida que escuece después de tanto tiempo, es porque cura. Confieso haber sido sumisa, ridícula y arrogante. Incluso, fiel a mi odio. Confieso que ser susceptible a los cambios de luz, no es elegante. Y hoy le deseo buenas días a la noche. Inevitablemente, puede que me dé igual. En mis clases de amnesia progreso adecuadamente. Y en la destrucción del orden. Y en la bendición de lo mal-dicho. Esta es mi nave y se monta todo aquel que yo quiero. Qué pena, ya siento cómo te alejas. Qué pena que ya no te vea.

Yo me como la boca. Tú no eres pensador, eres dramaturgo. Finges bien que entiendes el mundo. O peor aún, finges que aún existen cosas que se puedan comprender. Te miro, y me como la boca. Tu ritmo de onda es viejo, amor. Es triste. Es constante. Estallan hacia adentro todos mis sueños y siguen aquí. Conmigo. Aquí los tengo.

Recuerdo viejas angustias y me entra la nostalgia. Nostalgias en las piernas y en los brazos. No en el corazón. No en el cerebro. Nunca he leído ni un sólo poema escrito en línea recta. Es necesario saber cuándo acabar con la inspiración del poeta. Es necesario para que éste se ponga a hacer poesía.

martes, 9 de febrero de 2010

NEED YOU

Remueves con tus dedos todas las partes más tiernas de mi cuerpo. Todas las marcas de mi cuerpo.

Los huesos ásperos y también las esquinas tibias. Y mientras haga tanto frío ahí afuera, sálvame aquí adentro, amor, te lo ruego. Suave, fiero. Como quieras, pero sálvame.

Necesito una mano amable, sabia, dura y blanda. Que amanse a la fiera que llevo dentro. Que me haga un pacto, un trato... Que me agarre del cuello para notarme el pálpito. Rituales llenos de estigmas y curas de cuerpos desnudos que se empapan y sonríen. Que viven.

Necesito, una boca insana que despierte a los muertos. Que me diga, que aún quedan caminos comunes y musos y musas. Necesito que me digas, con esa boca dulce y firme y bella:

Sálvame amor, de la monotonía...

lunes, 8 de febrero de 2010

Destino incierto

¿Sabes?
Yo me tiraba a la piscina por ti, de cabeza, como un camicace, incluso sin saber nadar bien. Te seguiría buceando hasta el fin del mundo… aún en peligro de ahogarme.
No admitiría una derrota en esta batalla…


Tú sin embargo, aun siendo mayor que yo, sigues sin entender que para ser camicace tienes que quitarte el casco… aunque estés muerto de miedo, las piernas te tiemblen y las dudas te ahoguen…


…Y es que a mí, sigue sin parecerme un suicidio.


[...te diría que me tiemblan los dos pies... cuando me miras.
Pero en realidad me tiembla la vida si no me abrazas.]

Sin mapas

Quiero aprender a doblar las distancias contigo.... Dime que te conoces todas mis escalas con los ojos cerrados...


Agárrame de la mano, que tengo miedo del futuro... si detrás de cada huída no estás tú.

Todos mis caminos empiezan y acaban en ti.

martes, 26 de enero de 2010

Amanece nevado

El frío de esta noche no es nada en comparación al frío de no sentirte,

a la soledad de una casa vacía hoy sin ti,

al espacio que dejas en mi cama,

a mi lado,

sin tu abrazo...

lunes, 4 de enero de 2010

EL PRINCIPITO

"He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos"

Cuando el corazón y el destino se empeñan en empujar unos labios, estos, inexorablemente, terminan besándose al compás.

Quizá sea eso lo que nos pasó en esa noche de Sábado...

Quizá fue que lo teníamos todo a nuestro favor: la noche, el ambiente, las ganas, las preguntas impertinentes de un camarero inoportuno... Quizá los astros estaban alineados de alguna manera especial, teníamos la suerte de nuestro lado y hasta los relojes confabularon a favor nuestro para regalarnos una hora más.

Lo cierto es que no puedo olvidar la vista de las luces de la ciudad en la noche: lejana, tranquila y sosegada, como tus ojos, por fin, fijos en los míos sin apartarse un segundo. No olvido por un momento mi brazo rodeando tu cintura y cada beso que nos regalamos, cada caricia, cada entrelazar de manos...

Eres tan especial que me haces sentir especial. Sabes que no va a ser fácil, que tendremos que enfrentarnos a un montón de obstáculos y que nadie nos va a ayudar, porque sólo nos tenemos el uno al otro. Por eso quiero proponerte un pacto. Cada vez que un problema nos agobie, algún enfado tonto nos nuble la mirada o una duda corroa nuestras almas, recordemos las vistas sin límite de esa ciudad oscura, a nuestros pies, mientras nos regalábamos aliento...

¿aceptas, principito?

martes, 1 de diciembre de 2009

FE

Yo te quiero porque te creo...


...no porque te entiendo.